Para las kanguras, el cuidado de la
vida, no es cualquier cosa. Del mundo alejado, escondido, y relegado
de la maternidad mamífera, surgimos para reivindicar. Para
reivindicar un lugar en la sociedad que nos corresponde a madres y
criaturas. Un lugar dónde vivir los embarazos con placer y armonía,
los partos con fuerza y poder, las lactancias maternas con espacio y
libertad, y los maternajes de nuestras pequeñas criaturas, con
compañía, redes y amor incondicional.
El poder vivir así, como nos gusta a
las kanguras, rodeadas de criaturas de todas las edades, cuidando,
mimando, acompañando, siendo el vínculo primero y la presencia real
en la vida de nuestras pequeñas, nos tenía que llevar de la mano,
irremediablemente a la reivindicación de la Renta Básica. ¿Cómo
si no tener el derecho pleno a estar en la vida de nuestras personas
niñas?. La conciliación familiar no funciona. Bajo ningún
concepto, y menos aún desde el prisma de ese bebé abandonado en una
cuna de guardería que le grita al mundo que está solo, tiene frío,
hambre, está enfermo y el mundo solo le da de vuelta un chupete de
plástico y más horas de soledad, con otros ocho bebés en igual
situación.
No funciona para esa criatura de tres
años que se ve empujada a una socialización forzosa que no ha
pedido, que pierde todas las referencias que la han acompañado
durante sus primeros años de vida, que llora, patalea, se agarra con
fuerza a las piernas de su madre, que tiene el corazón roto, igual
que ella, pero que la lleva a rastras porque a ambas las han
convencido que es “por su propio bien”, y porque así no se llega
a fin de mes.
No funciona para esas miles de
criaturas que son hijas de la televisión, la play y el microondas y
que arrastran una falta de amor adulto, de cuidados, de mimos, de
complacencia, que podría cambiar de la noche a la mañana solo con
una voluntad de reparto de la riqueza, entre seres humanos que saben
que el futuro está en las personas niñas, y a ellas les
corresponden las prioridades de la vida.
Pero las Kanguras vamos más allá.
Vamos a soñar con un mundo utópico, comunitario, autogestionado,
dónde madres y criaturas tienen un espacio esencial, dónde se
decide en comunidad, se vive y se cría en comunidad, y la renta
básica también se reparte en comunidad. La Renta Básica de las
Iguales es para nosotras, la oportunidad de que esa forma de cuidar
la vida, sea una realidad.
(A continuación la definición amplia
que se hace desde el colectivo Baladre de la Renta Básica de las
Iguales, la parte que define “Las iguales”, la distingue de la
propuesta general de Renta Básica, no se ve solo como un fín, sino
como una herramienta de transformación social).
http://rentabasicadelasiguales.coordinacionbaladre.org/definicion
¿Qué es la Renta Básica?
En
su definición general, la Renta Básica (RB) es el derecho que tiene
cada ciudadano a recibir unos ingresos periódicos, que aseguren la
cobertura de sus necesidades materiales independientemente de cual
sea su situación dentro de la esfera productiva. Se justifica por el
mero hecho de nacer el que cada una de las personas tenga reconocido
el derecho ciudadano a la RB. Antes de pasar por el mercado de
trabajo en busca de empleo asalariado, el ciudadano habría de
disponer de una renta
de existencia que
le permita decidir sobre su vida, por que caminos y conque medios ha
de buscar unos ingresos por su actividad, el salario correspondiente
a la venta de la fuerza de trabajo. Esta es la cuestión de fondo.
Que las personas que deseen ejercitar el derecho al trabajo
asalariado puedan practicarlo, pero, para ello, se ha de eliminar
todo elemento que introduzca exigencia, obligatoriedad, es decir, que
suponga una imposición. Y la condición para conseguir esta
situación de poder decidir como persona consiste en el
reconocimiento del derecho
ciudadano a la renta básica,
hecho por el cual se reduce tal dependencia, tal obligación, tal
imposición de la patronal. Además se impide que la cobertura de dos
contingencias tan seguras, como son el quedarse sin trabajo (subsidio
de paro) y el llegar a viejo (pensiones), no dependan del paso por el
mercado asalariado, no dependan del poder del empresario. Hay que
conseguir una situación en la que el ciudadano alcance y disponga de
una nueva dimensión de la responsabilidad individual, entendida
desde la libertad y no desde la cruda necesidad, condicionada por los
intereses de la dictadura de la burguesía.
De
forma más esquemática, la RB consiste en el derecho de todo
ciudadano/a a percibir una cantidad periódica
para cubrir sus necesidades materiales, y sin ninguna contrapartida a
cambio:
- Es individual, la recibe cada persona. Esto evita el control y el gasto burocrático público.
- Es universal, donde el perceptor no tiene que aportar ninguna contribución previa. Partimos de la justicia no contributiva, estamos en contra de la justicia meritocrática; supone la contrapartida de su derecho como ciudadano a los recursos naturales, el conocimiento histórico colectivo y la aplicación de su capacidad creativa de trabajo, todos estos factores productivos apropiados y controlados privadamente por los empresarios.
- Es incondicional, en el sentido de que no tiene en cuenta otra clase de ingresos del beneficiario, ni se le reclama ninguna contraprestación laboral a cambio. Por ser un derecho ciudadano, la RB no hace distinción entre mujeres y hombres (género), negros y blancos (raza), laicos y creyentes (religión), ricos y pobres (clase), jóvenes y viejos (edad), activos y parados (mercado de trabajo).
- La cantidad que percibirá cada persona será igual a la considerada como umbral de pobreza; es aquella cuantía que permitirá satisfacer las necesidades materiales; esto evitará que la persona continúe viviendo situaciones de pobreza.
- La RB refunde en un sólo concepto la mayoría de las prestaciones del sistema actual; no las suprime.
Este
derecho a la RB, y la correspondiente cantidad que se asigne a la
misma, suponen un colchón que
permite al ciudadano y al trabajador defenderse mejor de la
contingencia de un despido libre y gratuito, de la arbitrariedad y la
incertidumbre que la patronal ejerce a través de los contratos
temporales, de una mayor capacidad para negociar individual y
colectivamente niveles salariales, condiciones de trabajo,
vacaciones, horarios, movilidad funcional y geográfica,
flexibilidad, etc. A su vez, a los sindicatos les daría un mayor
poder para enfrentarse a la patronal, especialmente cuando tuvieran
que recurrir a la huelga, ya que la RB se convierte en estas
situaciones de conflicto en un
fondo de resistencia que
puede utilizar cada trabajador contra el miedo al despido, al paro, a
la pérdida de las remuneraciones salariales. Buena parte de la
economía sumergida se integraría en la formal, al perder esta la
posibilidad de pagar salarios por debajo del umbral de pobreza, al no
tener que pagar las cotizaciones a la Seguridad Social, y al
incrementar la inspección contra el fraude fiscal.
Otras
ventajas sociales de la RB consisten en fomentar la igualdad de la
mujer y el hombre en el mercado de trabajo; el trabajo femenino podrá
exigir que, a igual trabajo, igual salario; mano de obra masculina y
femenina podrán negociar mejores salarios ante la proliferación de
empleos de bajo coste. Igualmente, el hecho de refundir todas las
prestaciones sociales en la RB permitiría eliminar el estigma
del paro y
su correspondiente subsidio, el estigma
del pensionista y
sus correspondientes prestaciones sociales, y el estigma
de la pobreza y
sus correspondientes limosnas (públicas y privadas). Ayudaría a
afrontar la problemática que encuentran las personas que salen de la
cárcel y no encuentran empleo por su pasado de delincuencia, o de
las personas que padecen drogadicción, que han de apelar al robo
para poder comprar el estupefaciente y atender la compulsión que
provoca la adición. Finalmente, y no menos importante, podría
utilizarse como fondo de referencia desde donde comenzar otras formas
alternativas de consumo, en el sentido de vivir mejor con menos, de
un consumo justo y solidario, etc.
La
RB es un mecanismo de redistribución de la renta, limitando el papel
del mercado de trabajo en la distribución primaria de la renta, y
anulando el paso obligado por aquel para que los ciudadanos tengan
acceso a los bienes materiales esenciales y a las prestaciones
sociales, hoy contributivas, y por tanto, también dependientes del
mercado de trabajo, tales como pensiones, subsidio de desempleo, etc.
La RB puede constituir un instrumento esencial para ir elaborando un
nuevo sistema de protección social.
La
RB puede y debe constituirse en un arma política, sirviendo ya a
muchos colectivos concienciados sobre los problemas sociales como
medio crítico y estímulo de debates y acciones de movilización
social. Se trata de utilizar el potencial de la RB para ir elaborando
una contraofensiva y presentando un frente más contra la dictadura
de la burguesía. Por otra parte, un proyecto de transformación
social no puede menospreciar la fuerza subversiva que contiene la RB
para luchar contra la dictadura de la burguesía. Dependiendo del
enfoque, y la composición de fuerzas que impulse la RB, los
resultados de su implantación pueden ser muy diferentes; no son lo
mismo las propuestas de la RB que se inician desde los planteamientos
conservadores, que la lucha por la RB desde la izquierda. De aquí la
importancia del enfoque en que ésta se sitúe y la necesidad de una
concepción de la RB de carácter radical y transformador. La
materialización de una movilización colectiva de esta envergadura
es uno de los aspectos que Robert Cox más destaca: "la
potencialidad crítica para un cambio social se concentra más en la
posibilidad de lanzar un movimiento social que en lo que el
movimiento pueda conseguir... Para aquellas personas que están por
la transformación de la sociedad, han de ser más importantes los
instrumentos de acción colectiva que se van consolidando que los
propios resultados parciales que se van consiguiendo.
Pero ahora se impone dar otro paso adelante
Pienso
que ha llegado el momento de proponer y dar un paso más dentro del
proceso de desarrollo del tema de la RB. Pero antes, muy antes, lo
que hay que hacer en este avance es repetir, dejar bien claro cual es
el objetivo permanente del que arrancamos: este consiste en subrayar
que nuestro compromiso, tanto político como ideológico, está
por la
transformación del sistema capitalista.
Asegurarnos, entonces, que nada, que ningún proyecto o propuesta nos
ha de distraer en el camino de este empeño; más bien cuidar que
todo lo que hacemos y pensamos nos certifica que nos movemos en esa
dirección. Con esta referencia de fondo, y metidos ya en el proceso,
lo primero que hemos iniciado fue un trabajo para hacer que el
concepto y el modelo fuesen coherentes con una lectura
anticapitalista de la RB. También hemos dejado claro lo difícil que
es precisar cuándo y quién podría ser el precursor de este
concepto; más bien hemos demostrado que nace como obra común de las
miles de preocupaciones del ser humano por la justicia.
Con
esta labor hecha, lo que se impone ahora será establecer hacia dónde
nos encaminamos, cuál ha de ser la referencia de nuestro modelo de
sociedad. Porque en el proceso de desarrollo de la RB hemos dejado
bien claro, y volveremos a insistir, que ésta propuesta no contiene
una organización social, ni nueva ni vieja, y menos como
alternativa, sino un instrumento
idóneo para
iniciar el proceso de transformación. Y es aquí donde la historia
nos ayuda, donde nos descubre como muchos pensadores ya han realizado
buena parte de esta labor, diseñando/soñando sociedades utópicas,
lo que en términos genéricos podríamos definir como “la sociedad
en la que el hombre ha alcanzado tal perfección que es capaz de
construir un sistema social basado en la justicia, la razón y la
solidaridad”. A nosotros nos toca poco más que reflexionar sobre
ellas, valorarlas y ver que actualidad pueden tener, y en que sentido
nos pueden ayudar a soñar un proyecto futuro hacia el que
encaminarnos. Por tanto, ya sabemos que es lo que no queremos, e
intuimos hacia dónde deseamos movernos. Pero, entre un punto y otro,
¿quién y cómo se ha de recorrer este espacio? Para ir debatiendo
estas cuestiones, recomendamos el libro ¿Hay
alternativas al capitalismo? La Renta básica de los iguales,
en el cual hemos incluido un resumen de aquellos modelos de utopía
más representativos que se han escrito históricamente; también
hemos añadido unas primeras reflexiones sobre quién podría ser el
sujeto social de la RBis; hemos incorporado unas primeras razones por
las cuales no se ha de considerar a la RBis como una alternativa; y
hemos agregado unas primeras llamadas a la necesidad de
iniciar ámbitos
de autonomía,
y de recuperar viejas formas de convivencia del comunalismo /
comunismo primitivo (comunidades, colonias, comunas), estructuras
que los sujetos sociales de cambio tendrán que adaptar y hacerlas
operativas contra el sistema actual. Como
un virus que acabe con el capitalismo definitivamente. Y al lector le
toca el papel de juzgar que uso puede hacer de todo ello.